El Cambio

Bueno, bueno, bueno...héme quí escribiéndole nuevamente a la melancolía. En realidad no puedo quejarme, fui feliz. (aquí va un "jajaja", pero en realidad estoy triste, asi que lo voy a omitir).
No voy a poner nada concreto de los acontecimientos recién pasados, sólo que hoy sentí que hubo cambios que, a pesar de parecer insignificantes, fueron de lo más importantes en mi vida:
1. Habitualmente compro una coca cola de medio lt en la universidad. Esta es una práctica diaria les diré, porque si hay algo a lo que soy aficionada, y, digámoslo con todas sus letras, ADICTA, es a la Coca Cola Light. Me encanta, ME FASCINA!!! cuando lo lean, imagínense a Penélope Cruz cuando dice "me fascina Ripley", pero con más voz de calentona y gozadora. Calentona, calentona, calentona. Un orgasmo de puro placer cuando las burbujitas espumeantes juegan en mi boca.... UUUUU...que deleite.
Bueno, eso es día tras día. Más esta vez, compré una Limón Soda Light. Siiiiiiiii señoreeeeeees!!!! Me atreví a lo diferente. A lo desconocido. A lo inusual. A aquello que los que me conocen, no esperarían de mí.
2. Me puse un escote enorme. Como esos de antaño. Como esos que hacían una excibición orgullosa y lozana de mis buenos atributos en primero de universidad. Como esos que sólo salían a relucir en discoteques. Chupalla que me sentía rara...
3. Me maquillé... Sí, es verdad, me maquillé. Como un mono, como no lo hacía hace tiempo. Como, en realidad, nunca lo hice llendo a la universidad. Porque de que me gusta el hueiche de los cosméticos, me gusta, pero no para el diario. En fin...lo hice y quéeeeeeeeeee.
4. Me senté sola en el patio, me puse los audífonos y escuché Bitter Sweet Simphonie. Lo hice y qué. La chula del barrio. La excentrica que se cree la raja porque no pesca al mundo. Esa fui yo por unos minutos. La Rita Heyworth del patio de comunicaciones. Una diiiva señores.
5. Y no contenta con ello... prendí un pucho. UN PUCHOOOOOO. Lo hice, UPS, y qué?!!!!!! Me lo fumé con placer. Con un placer que no sentía hacía tiempo. Ya no sentí culpa alguna. Cada piteada fue un deleite máximo. Si...debo decirlo. Fue súper rico... A lo que debo agregar: un humo sin sentimiento de culpa.

Ese fue mi día... Extremo, ah? En fin...en un próximo blog, sabrán el descenlace de esta historia... De esta historia que a simple "lectura" parece el día de una putita furiosa...más no. No era puta, pero sía echaba espuma por la boca...a ratos. A veces. Cada vez menos eso sí...hasta ahora que es de noche. Que es de noche y está sentada frente al computador: con frío, pena y un chocolate enorme en frente... así es la vida del universitario que piensa en qué minuto se fue todo a la mierda.